10 dic 2012

Viernes, 30 de Noviembre de 2012


Llevamos con hoy 10 días en Japón. Aunque tengo morriña de casa, familia, amigos... la verdad es que la experiencia está siendo, otra vez, formidable. A pesar de no entender ni papa si no hablan o escriben en inglés, a pesar q alguna gente te mire raro o incluso se aparte, pero q te reciban siempre y sin excepción con una sonrisa en la boca, que se disculpen al menor tropiezo, que te intenten ayudar sin reservas como buenamente pueden, las constantes inclinaciones q te hacen y q haces automáticamente al despedirte o saludar; y sobretodo verlo todo impoluto, hasta los rincones más recónditos de una estación; no encontrar ni uns caca de perro en un país lleno de ellos y sin papeleras, que en ningún momento sientas el temor de ser atracado o robado, q en las tiendas no te sigan ni te miren como si fueras a llenarte los bolsillos a hurtadillas y puedas salir y entrar de ellas porque ls línea de cajas está por ahí y nadie tiene la mala idea de irse sin pagar, que los precios sean siempre los mismos sin apenas variación estés en el aeropuerto o en una zona turística o en una calle vacía de las afueras, la comodidad de las máquinas de bebidas por todas partes, los sistemas de pago, los tornos de acceso a estaciones de tren y metro q están siempre abiertas y sólo se cierran si tu billete está mal o la Suica sin dinero, q vayas a un "todo a 100" y q la mercancía sea de calidad y no como lo que encuentras en España q a veces no aguanta ni el primer uso, que las bicicletas pasen por todas partes, con escolares, amas de casa, oficinistas, turistas... y la gente de a pie simplemente se aparte o se haga la remolona para q busques otro camino y ni se planteen mirarte mal o increparte, q siempre haya algún empleado y personal por los sitios y no sólo máquinas y carteles para buscarte la vida... Tantas y tantas cosas q vuelvo a tener la sensación de que algo falla y chirría y se desmorona y huele a podrido en lo más bajo de nuestras sociedades occidentales. No digo q los japoneses no tengan nada de eso, pero se guardan muy bien de que "les joda" el día a día a ellos y especialmente a los demás si pueden evitarlo. Tampoco digo q fuera de japón sea todo malo, ¡no! Pero uno compara y no puede evitar que se le suban los colores al ver todo esto.




En fin, reflexión aparte volvamos con el viaje. Hoy el despertador nos levanta a las 8 y el plan es ir a Nara, la primera capital estable de Japón y q alberga una bella extensión de jardines, bosques y templos Patrimonio de la Humanidad.

El tren de la línea JR nos deja en la estación de Nara, y la chica de Información nos indica cómo llegar al parque y dónde alquilar bicicletas, porque con el sol que hace, el tema jardines invita a ir sobre ruedas en vez de esperar autobuses o recorrer a pie los caminos. Por 1500 yens cada uno, decidimos alquilar sendas bicicletas eléctricas en parte por la curiosidad y en parte porque el mapa habla de colinas y no queremos acabar muertos a media subida. Las bicicletas son marca Panasonic de tipo paseo, con cesta delante, manillar elevado y cuadro bajo.

La batería rectangular se aloja bajo el sillín y hasta los pedales, el cuadro de mandos es tamaño cuentakilómetros con botón de encendido, botón de los faros, tres botones en columna para el nivel de ayuda al pedaleo: máximo, normal, mínimo; y tres leds indicando la carga.

Luego un timbre clásico, un cambio de 3 marchas, y a correr. El primer golpe de pedal ya marca la diferencia: el motor (que debe estar en el eje del pedal) sigue el movimiento como si de una dirección asistida de volante se tratara, y la bici avanza una barbaridad. La asistencia no es nada intrusiva, y en subida es como si te rebajara la inclinación hasta convertirla en recta. UNA PASADA. Lástima que sean tan caras estas bicicletas, y lástima que en España tengas q contratar seguridad privada para q no te las roben -_- Siguiendo el mapa enfilamos la calle principal con cierta aprensión porque peatones y bicis van por la acera, o donde se tercie sin distinción. La gente se aparta a tu paso con naturalidad siempre q sigas un curso predecible o escuchen el timbre, y si se hacen los suecos toca frenar o apearse. Nadie te mira mal a no ser q la líes parda, y es q aquí la gente usa la bici con naturalidad para todo y hay aparcamientos para éstas en todas partes. Y si no los hay, cualquier sitio q no moleste es bueno, aunque sea al lado de una señal de prohibido dejar bicis (creo q es la única norma q se saltan a la brava y sin remordimientos XDD). La experiencia es increíble, la libertad de llegar a donde quieres tan ràpido como quieras (o te dejen) en una bici q "aplana" las subidas es una gozada.

Llegamos al primer templo, Kofukuji q está cubierto y en obras hasta 2018. Es igual, nos topamos con los primeros cervatillos q hay sueltos por el parque (y hay unos 1500), sin miedo al Hombre y q se dejan tocar y fotografiar y si te descuidas se te comerán el mapa, la chaqueta, o lo que lleves en las manos si es comida.



Hay un montón de tenderetes q venden comida para ellos, una especie de obleas de pan. Visitamos lo poco q puede verse ahí, y siguiendo el mapa q nos han dado en Información (el Inglés es como en 3D y marca las distancias en km) vamos al siguiente templo: Todaiji. Es una enormidad de madera con un Buda gigante en su interior.


Un amplio jardín da acceso al recinto (previa compra de entrada) y diversos paneles y maquetas explican q fue reconstruido hace un par de siglos y q este es 2/3 del original (en este país no dan importancia a la durabilidad: si se cae o se quema se monta de nuevo y p'alante). Y todo de madera. Impresionante.


Si puedes atravesar esta columna, serás afortunado... y si no vendrá un Rabbid con el desatascador wah wah wah!!
Aquí todo está lleno se cervatillos y ciervos adultos (a los machos les cortan los cuernos) y muchos carteles avisando q pese a todo pueden encabritarse y darte una topetada, un mordisco o hasta una coz si les cabreas XDDD

Comemos takoyakis en un puesto (la señora nos regala dos) y vuelta a las bicis y hasta un tercer templo muy tranquilo cuyo camino de entrada está flanqueado por centenares de linternas q debe costar una eternidad encender pero q debe de ser espectacular de ver.




Este templo debe estar dedicado también al amor porque las tablillas de ofrenda tienen esa forma; la poca gente q hemos visto aquí (nos hemos adelantado a la mayoría de grupos masificados, jejeje) reza muy intensamente y nos provoca un profundo respeto. El sol se tapa y hace más fresco, pero nada q no sea soportable. Hay muchos más templos pero son las 3 pasadas y decidimos ir a comer. Bajamos a la ciudad perdiéndonos un poco entre los caminos...



...y aparcamos delante de un Coco Curry House, otra cadena especializada y un poco más cara q el Sukiya pero con más variedad. Son casi las cuatro, la luz del día apagada por las nubes ya decae y tiramos de nuevo hacia la entrada de los templos para ver la calle comercial cubierta. Al dejar las bicis, entre las linternas de un templo aparece un gatito. Es Mikan, de jovencito. Mismo color, misma cara, mismo pelo, y cariñoso como él solo.



Nada más acercarse Wil empieza a maullarle y le lame la mano y se deja coger y achuchar. Unas japonesas (o koreanas) se ponen a hacer fotos y yo la verdad es q me emociono; una de las cosas q más mal recuerdo guardo es lo mal q lo pasó Mikan en sus últimos días, con tratamientos q odiaba, una operación q fue mal y una recuperación q nunca llegó. Dejamos atrás a este gemelo japonés de Mikan, aparcamos y ya dentro todo son bicis, ilusos... XDD

Hacemos un par de compras y localizamos un Daiso del que habla la guía: ES ENORME. Entramos, arrasamos, y salimos con dos bolsas gigantes q pese a todo las cestas de las bicis engullen como si nada. Son las 5:30, a las 6 hay q devolver las bicis así q ya con las luces encendidas y sorteando transeúntes, coches y otras bicis volvemos a la estación. La verdad es q no hemos dado mucha caña a las bicis, la batería ni ha bajado del máximo pero la experiencia ha sido magnífica y la recomiendo a cualquiera q sepa ir en bici y como yo, se deje la lengua pegada al asfalto en las subidas XDD Y ya tren de vuelta a Kyoto, parada en el súper a comprar la cena: hoy ya han arrasado con todo lo rebajado así que compramos más takoyakis en un puesto de la entrada, y al hotel a ducharse y cenar viendo otro par de capítulos de SAO. Pero antes, meter TODO en la maleta, cerrarla como buenamente podemos y preparar el miniequipaje para los próximos dos días q estaremos fuera de Kyoto.

Entrada original en LiveJournal

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