10 dic 2012

Sábado, 1 de Diciembre de 2012




El despertador suena poco antes de las 5, hace frío y afuera es negra noche. Pongo el aire acondicionado y para cuando nos levantamos ya está la habitación caldeada. No hay mucho tiempo: asearse, vestirse, repasar q no nos dejemos nada y bajar los dos pisos de escaleras con el megamaletón q ayer costó una barbaridad cerrar y q dejamos a buen recaudo en recepción hasta mañana q volvamos. Enfilamos hacia la estación más cargados q de costumbre por la mochila extra con ropa y el neceser, y medio zombies pillamos el primer tren a las 6:10. El siguiente, ya un Shinkansen, lo pillamos en Osaka y vuelvo a caer frito como en el anterior hasta q bajamos en Okayama.

Dejamos las mochilas en unas taquillas y bajo el sol de la mañana tomamos el tranvía hasta nuestro destino: un importante palacete de un señor feudal cuyos jardines son especialmente abiertos y espaciosos, con campos, canales de agua con barquitos de madera anclados y ruedas de palas q hacen golpear martillitos de bambú, puentes, lagos, etc.




Se paga entrada y a disfrutar del recorrido y la tranquilidad, q son apenas las 8 y casi no hay nadie. En cierto momento se tapa el sol y el frío se intensifica; tomamos un té de cara al lago, y ya salimos de vuelta a la estación donde nos dá tiempo pillar algo de desayuno en un "Vie France": un bollo, otro con un fránkfurt y algo q parece una pita... lo devoramos todo en el Shinksnsen q nos lleva a Hiroshima, porque está buenísimo o_o A las 11:30 bajamos en Hiroshima, una ciudad moderna q según cómo la miro me parece más occidental de lo q me esperaba. Cuesta creer q hace unos 70 años todo eran escombros provocados por la explosión de la bomba atómica de la Segunda Guerra Mundial.

Cogemos un tranvía y nos deja cerca del museo memorial de la bomba. Un punto central de la ciudad, en q el río se bifurca y lo cruza un puente q en su centro hace una T para llegar a una isla central. Este puente en T es lo que buscaron desde el bombardero para lanzar la bomba, y en la orilla a modo de monumento se levantan las ruinas de un edificio mutilado por la explosión: paredes, ventanas reventadas, hierros retorcidos y la cúpula en lo alto de la q sólo queda la estructura metálica.



Alrededor, una zona de cascotes y desolación y placas conmemorativas. En la isla, una campana de templo con el símbolo del átomo, el monumento con la llama q sólo se apagará cuando se hayan desmantelado todas las armas atómicas, una plaza con miles de grullas de papel (una niña superviviente llamada Sadako trató de hacer mil porque según la leyenda se cumple un deseo, pero la leucemia provocada por la radiación se la llevó antes), y el museo atómico con un precio simbólico de 50 yens q da acceso a salas y exposiciones a cual más desazonadora, explicando el cómo, el cuándo, el por qué, qué pasó después... muy turbador, muy desgarrante, y lo peor a la salida, las últimas palabras de niños antes de morir tras la explosión. Menuda especie de salvajes estamos hechos, y menudes dioses de pacotilla, todos, q si existen permiten estos atropellos después de tanta obra divina y tanto milagro y tantas maravillas. Pero ellos no tienen la culpa, nosotros sí.


Salimos del museo y buscamos un lugar de okonomiyaki q nos habían recomendado justo delante de los jardines, pero no lo vemos y tampoco nada q nos tiente, así q pillamos obento de un convini y nos sentamos a comer al sol bajo la ominosa mirada de los cuervos.

Al término cruzamos de nuevo el puente T y en la otra orilla embarcamos en una especie de barco golondrina q bajará hasta la bahía y nos dejará en la pequeña isla de Miyajima, lo más al sur de japón q nunca hemos estado.


Aquí está el famoso tori gigante construido varios metros playa adentro, q con la marea baja se puede llegar caminando y con la marea alta se puede navegar por él. La islita está llena de turistas y muchas excursiones escolares. Llegamos q la luz empieza a decaer, así q vamos directos al hotel, pequeñito, tradicional, y acogedor: Ryoso Kawaguchi q ostenta el premio del público de la web Trip Advisor 2012. La señora, hiperamable y con un buen inglés nos acompaña a la habitación: salita con mesa y armario, y otra salita con los futones. Salimos inmediatamente hacia el puerto q está a cinco minutos pero tardamos como diez porque están saliendo los últimos barcos y ferrys y una marea humana de turistas nos intenta arrastrar XDD Llegamos al tori, q pese a todo está muy concurrido y se puede llegar a él andando.


Hacemos muchas fotos: el sol casi desapareciendo tras las montañas de la isla, el tori en medio de la cala, el templo delante, una pagoda al fondo y otra más allá entre los árboles... y más ciervos paseándose por las calles, sentados en los parterres y apareciendo por los rincones más insospechados (escarbando en una acequia; really??).


Llegamos hasta los gruesos pilares del tori, y vemos q el metro y medio q hay cubierto de verdín y pequeñas conchas de moluscos, la gente encaja monedas y si están bien sujetas y no caen con la marea deben traer suerte; Wil coloca una, y se aleja hacia el mar con la mala pata q un charco q no parecía profundo lo era al cruzarlo XDDD

Volvemos a la orilla, rodeamos el templo q cierra alas 5 de la tarde pero abre a las 6:30 AM, y ya es casi negra noche. La iluminación en la isla es muy ténue: algunos fluorescentes, farolillos que cuelga la gente a la entrada de casas y comercios, y en algunas calles ténues linternas tradicionales pero con bombilla eléctrica. El conjunto es muy oscuro, y resaltan los monumentos especialmente iluminados con focos. Como el templo puede rodearse para llegar a otra zona desde donde ver el Tori, buscamos dicho camino pero acabamos subiendo unas escaleras de piedra totalmente a oscuras y llegando a una pagoda de 5 pisos ténuemente iluminada por unos focos, y un pequeño templo elevado por debajo del que se puede pasar. Hacemos varias fotos en modo nocturno, usamos los leds de los móviles para alumbrarnos en algunos puntos y bajando unas escaleras llegamos casi a la animada calle principal, con todos los comercios abiertos y los turistas ya en franca retirada.


Dos chicas q nos ven salir del camino oscuro empiezan a subirlo entre risitas, si es que... encontrar el Tori lo dejamos para más tarde visitamos varias tiendas pero está todo carísimo. Wil descubre un local donde hacen una especie de pastelillo anunciado con un cartel de Kogoro Mouri (personaje de Detective Conan) zampándose uno, y no puede evitar comprar y hacerse la foto delante de la ilustración XDD


Acabamos de recorrer la calle y vamos al hotel a cenar, q es a las 7 en el comedor del restaurante y se alarga durante una hora: sashimi, nabe (una sopa hecha tradicionalmente en cazuela pero aquí en fogoncillo), dos ostras (cocinadas, no vivas), sopa de miso, encurtidos, carne...


Salimos RODANDO y para bajar un poco otro paseo nocturno, ya sin apenas ningún turista ni nadie más q algún isleño en bicicleta. Acabamos de nuevo en el puerto y Wil tiene la idea de bajar unas escaleras q se abren a intervalos en la muralla de piedra con altura de baranda y que bajan a la playa. Estos escalones tras atravesar la pared recorren todo el desnivel hasta la arena y forman un camino a lo gradas, pero están casi totalmente a oscuras, y diciendo estoy q mejor no ir por aquí por mucho LED q llevemos, q Wil de pronto resbala y cae un par de escalones por el verdín y las algas de la marea alta q cubren a partir de ciertos escalones. ¡Por suerte queda en el susto! Eso sí, se lleva de recuerdo un tirón, algunas rozaduras y una pierna toda dolorida.

Seguimos paseando y esta vez sí rodeamos el templo por caminos convencionales hasta el otro lado para ver el Tori, iluminado y con el metro y pico de agua cubriendo los bajos. Hay un barco de recreo q justo pasa debajo haciendo algún tour a turistas a juzgar por los flashes, y cuando se va nosotros hacemos nuestras fotos y volvemos al hotel q hace un frío q pela, aunq a los ciervos no parece importarles porque vemos a varios hechos un ovillo o deambulando por ahí ^^U De vuelta al hotel, a bañarnos al onsen (hay dos pequeñitos y pueden cerrarse para q no entre nadie más) a deshacernos del frío y Wil desentumecerse tras la caída.

Tras esto, a la habitación a caer muertos en el futón hasta q sobre la media noche me despierta alguien arrastrando cosas en la calle. ¿Turistas borrachos? Abro un poco la cortina (empieza a colarse frío glacial desde el cristal) y en la poco iluminada calle (la famosa vía insuficientemente iluminada de los exámenes de conducir, está aquí) veo dos ciervos destrozando con ruidosa parsimonia una caja de cartón q parecen haber conseguido pillar del pequeño camión que hay aparcado. Pezuña, pezuña, mordisco y tirón y vuelta a empezar ^o^UU Ah, los ciervos el ruido q hacen entre ellos no sé cómo se llama pero suena como una puerta q chirría flojito ^^UUU

Entrada original en LiveJournal

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