5 ago 2016

Trip to NY - 03/08


Día soleado pero no excesivamente caluroso, hay poca humedad, el aire es fresco, la atmósfera está limpia, hay algunas nubes algodonosas aquí y allá, y sólo el sol al tocar directamente nos recuerda que estamos en pleno agosto. Tras el palizón de ayer, nos despertamos no demasiado temprano, y entre desayunar y prepararnos salimos sobre las 11. Cogemos el metro y volvemos a la zona sur, por Wall Street, viendo todos los ejecutivos y ejecutivas y oficinistas salir trajeados y elegantes casi en trompa para comer.


Paramos un momento en un Starbucks donde aprovecho el wifi para subir un post, y de ahí pillamos uno de los ferrys turísticos que hacen el recorrido bordeando Manhattan, pasando por la estatua de la Libertad y dando otra vez la misma vuelta. Hace gracia, porque uno de los ferrys era específico de Ikea: te llevan, puedes volver con lo que te quepa en una de las bolsas azules, y el resto si lo hay, te lo llevan a casa XD



Cogemos el All Day Pass Taxi River, que da derecho a subir tantas veces como queramos en cualquiera de las 4 o 5 paradas que hay (lástima que cierran a las 6, con lo que eso de All Day queda un poco bastante cojo). Subimos al ferry que se mueve una barbaridad, ya que es mucho más pequeño que el enorme que cogimos el otro día. Estar apoyados en la barandilla de la cubierta superior, bajo el sol matinal y recibiendo en la cara el fresco aire marítimo... es delicioso. El skyline de Nueva York es precioso, se despliega ante nuestros ojos reflejando el sol en miles de ventanas y en las facetas de los rascacielos; los edificios aparecen y desaparecen conforme nos movemos tapándose entre sí, aquí un puente allá otro, ahora nos alejamos y se convierte en una Atlántida flotante en medio del mar, ahora nos acercamos y vuelve a convertirse en la inmensa ciudad de rascacielos.







El ferry para cerca de la estatua de la Libertad, gira sobre sí mismo para que todos podamos ver por igual (hechas con la cámara buena, no hay foto para poner aquí por ahora), la gente se hace selfies, los móviles y las cámaras disparan a discreción, helicópteros y otros barcos pululan por todas partes. En marcha de nuevo, nos alejamos y volvemos a la ruta alrededor de Manhattan.







El recorrido completo dura unos 90 minutos. Bajamos en Brooklyn, hacemos un montón de fotos desde la orilla justo al lado del puente que cruza hasta Manhattan.


La idea es comer algo en un Shake Shak, pasear y al atardecer ir a un icónico punto entre los dos puentes para capturar la puesta de sol en Manhattan. Paseamos por el barrio que mira a Manhattan, Brooklyn Heights, que está en pleno apogeo con varios actores que se han mudado ahí; es tranquilo, agradable, ordenado y carísimo.




El calor de ayer y quizás algo que hemos comido no nos acaba de hacer buen cuerpo, la comida en el Shake Shak es más frugal que cuando el museo, pero aguantamos bien y tras deambular por el barrio comercial y comprar el último libro de Harry Potter...



...nos dirigimos al barrio que termina justo en la orilla entre los dos puentes y que por alguna razón que desconocemos se llama Dumbo. Hay montado un paseo, con miradores y asientos y muy bien montado para hacer fotos y disfrutar de la vista. Llegamos un poco más tarde de la cuenta porque el sol ya se ha puesto tras los edificios de la ciudad, pero estos aparecen rodeados como de una corona dorada, justo como cuando hay un eclipse solar y aparece la corona alrededor del astro diurno.





Tratamos de captar lo mejor posible el momento, pero las cámaras se quedan cortas sin remedio. Grabamos la vista en nuestras retinas, disfrutamos el momento, tomamos un refresco en una pizzería cercana, y salimos a la tranquilidad de la noche. Son apenas las 9, ha anochecido por completo, los edificios brillan con las miles de luces de sus ventanas y focos y los puentes están bellamente delimitados con centenares de bombillas.





Es maravilloso pasear por la rivera, pasar bajo los puentes, tratar de captar con las cámaras el brillo de los edificios, los reflejos en el agua, todo el paisaje... la zona es muy tranquila, otro opulento barrio que se está formando a marchas forzadas. Lo único es el traqueteo casi ensordecedor del metro al pasar por el puente de Brooklyn: es casi constante y muy ruidoso, el tac-tac-tac y el chirriar de las ruedas; claro que si puedes permitirte un apartamento aquí, dudo que necesites abrir las ventanas para combatir el calor.






En el paseo de la orilla apenas hay gente, se oyen los grillos entre tren y tren, y se puede pasear en paz y sin agobios. Me gustará ver esto en un año o dos vista, ¡creo que estará lleno de turistas!




Volvemos lentamente hacia los muelles donde desembarcamos por la mañana, aquí hay ya mucha gente y tras unas últimas fotos, enfilamos hacia el interior hasta la estación de metro más cercana, y de ahí al apartamento llegando casi a media noche. Dejamos para otro día visitar uno de los observatorios nocturnos (el Empire State o el Rockefeller/Top of the Rock) porque se ha hecho más tarde de lo previsto y estamos muy cansados. Y tal cual llegamos al apartamento, ducha y subir otro post y a dormir.

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